Un terapeuta me dijo una vez que una expectativa no es nada más que el embrión de un resentimiento.
«Los peligros que nos generan el máximo terror no son aquellos que se han expresado, sino los que configura nuestra imaginación.»
Lo que somos capaces de imaginar es siempre peor que aquello que la realidad sitúa ante nosotros. El mayor temor, de lejos, es el miedo hacia lo que imaginamos que acecha en la oscuridad.
Cuando todo lo demás falla, vuelve al presente. El consejo de Madeleine: estar aquí, en el aquí y el ahora. Prestar atención. Atención al momento: el santo grial de la conciencia.
John Verdon – No Abras Los Ojos
Los peligros que configura nuestra imaginación, lo que imaginamos que acecha en la oscuridad, estos son nuestros temores, nuestros terrores.
John Verdon empezó con el estupendo “Sé lo que estás pensando”, siguió con “No abras los ojos” y ahora ha vuelto con “Deja en paz al diablo”.
David Gurney, su mujer Madeleine, John Verdon, personas y personajes entre amenazas, psicópatas, asesinos, en un mundo hostil, buscando algo de claridad al final de lo que, con mucha suerte, puede ser un túnel; intentando desesperadamente seguir adelante.
Cita a un terapeuta que considera que “una expectativa no es nada más que el embrión de un resentimiento”. Pienso que por ahí anda la cosa. Las expectativas, cuando son objetivos que nos marcamos para que los demás, o lo demás, los cumplan, constituyen una cesión de soberanía sobre nuestra felicidad. Cuando no se cumplen estos objetivos a menudo aparece el resentimiento o, simplemente, la decepción.
La solución, una vez más, la encontramos en la vuelta al presente, en la atención al momento, en el santo grial de la conciencia.