La poesía de los e-soliloquios

Un poeta en su ventanal

CERCA DE UN VENTANAL

los perros y los ángeles no andan
muy lejos.
suelo ir a un garito
a comer
hacia las 2.30 de la tarde
porque toda la gente que come
allí está cuerda por completo,
alegre sencillamente de estar viva y
comiendo lo que sea que coman
cerca de un ventanal
que da la bienvenida al sol
pero no deja que entren los coches
ni las aceras.

enfrente hay un bar topless
chino
que ya está abierto a las 2.30 de
la tarde.
está pintado de un inane e inerme
azul.

se nos permite tomar tanto café
como podamos beber
y todos nos entamos y bebemos en silencio
el café solo e intenso.

se está bien sentado en algún lugar
en público a las 2.30 de la tarde
sin que te arranquen la piel de
los huesos.

nadie nos molesta.
no molestamos a nadie.

los ángeles y los perros no andan
muy lejos
a las 2.30 de la tarde.

tengo mi mesa preferida
junto al ventanal
y después de acabar
apilo los platos, platillos,
la taza, los cubiertos, etc.
pulcramente
en un cómodo montoncillo
-mi ofrenda a la
camarera entrada en años-
comida y tiempo
incólumes,
y ese cabrón de sol
ahí fuera
afanándose a base de bien
arriba y
abajo.
Charles Bukowski – La gente parece flores al fin

Charles Bukowski a los 9 años



Así consigue colarse el autor en su poema. Bukowski en estado puro y ya desde los primeros compases:

«los perros y los ángeles no andan
muy lejos.»

Magnífica puesta en situación: los perros no andan muy lejos, nos habla del lugar, nos ubica el garito; los ángeles no andan muy lejos, nos coloca en el tiempo, nos da razón del momento del autor, de su manera de vivir estos instantes.

La ventana, de nuevo muy personal:

«…un ventanal
que da la bienvenida al sol
pero no deja que entren los coches
ni las aceras.»

Nadie más podría hacer acabado el ventanal con este «ni las aceras.» El ventanal limita el «dentro» y el «fuera», no permite que lo que hay en el exterior pase al interior, nos protege y a la vez nos da una perspectiva privilegiada de la calle, del mundo.

En este:

«nadie nos molesta.
no molestamos a nadie.»

vuelve a oirse el aliento de estos ángeles que estan rondando por las cercanías del lugar.

Los poetas, como tantas veces, en su ventana:

«tengo mi mesa preferida
junto al ventanal…»

2 pensamientos en “Un poeta en su ventanal

  1. De nuevo nos dejas poesia, y otra vez disfruto con su lectura Esoli, gracias por compartirlo.
    Y por descubrirme tanta y tanta poesía que desconozco.

    Como siempre un placer entrar en tu blog.

    Silver.

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